No quiero que pienses que exagero si te digo que tengo algo, un único producto, que te va a permitir, no solo transportar a tu bebé cómodamente, sino darle lo que más necesita para crecer feliz estando tú descansada y con tiempo para hacer tus cosas.
Suena a magia, ¿verdad?
Pues no, nada que ver. Es algo tan terrenal que tiene forma de mochila. Aunque si has llegado hasta aquí imagino que ya has averiguado que ese “único producto” del que te hablo es el portabebés ergonómico.
Atiende.
"Si la gente supiera los enormes beneficios de portear, dejaría de pagar cantidades absurdas de dinero en productos de puericultura y aprenderían a portear ahora mismo."
Para que entiendas a qué me refiero.
Si descubrieras que existe un producto que duerme a tu bebé en menos de 5 minutos; reduce su llanto; desarrolla el apego seguro; reduce casi al mínimo los gases, cólicos y reflujo; promueve ciclos de sueño más largos y reparadores; favorece la maduración temprana de su cerebro...
hay mucho más, pero no te voy a aburrir, que esto es un "Sobre mí"...
Y al mismo tiempo...
Te permite seguir con tu día a día.
Posiblemente te vendrían 2 palabras a la cabeza.
"Sí ya..."
Y harías bien en desconfiar.
Volviendo a lo de antes. Te contaré algo.
Yo he pagado cantidades absurdas de dinero en productos de puericultura con mi primer bebé.
Y a la mayoría de madres que conozco les ha pasado algo parecido.
Igual no es tu caso, pero si es así, quiero que sepas que esto sólo pasa con el primer bebé. A partir del segundo la cosa cambia y el gasto se reduce al mínimo.
¿Es porque ya tenemos todo lo necesario porque lo compramos con el primero?
No.
Es porque te das cuenta, que el 95% de las cosas de puericultura no las usas. Ya sea porque finalmente no las has necesitado, o porque realmente no cumplen su función.
Por cierto, no me he presentado.
Soy Mar, y en 2015 monté esta tienda The Natural Way no solo para poder vivir de ello, que también, sino porque a mí, descubrir el porteo, me cambió radicalmente la vida cuando nació mi primer bebé.
Para mejor, obviamente.
Y es que mi primer hijo era un bebé que no paraba de llorar. Solo dejaba de llorar cuando dormía, pero apenas dormía, y…
Ups.
Acabo de recordar que esta es una de las historias que te cuento en mi newsletter. Además, si te suscribes tienes un 10% de descuento en tu primera compra…
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Bien.
Ahora me gustaría hablarte de otro de los motivos por los que monté esta tienda de porteo.
En realidad, es algo muy simple pero profundo al mismo tiempo.
Mira.
Un día estaba con mi marido y mis 3 hijos cenando en una pizzería.
2 mesas más allá había una pareja con un bebé de pocas semanas que estaban cenando con amigos.
El bebé, en el carrito sin parar de llorar.
El llanto de un bebé recién nacido es inconfundible. Pasado un tiempo ya nunca lloran así.
Y los padres no lo cogían, estaban con un grupo de amigos y se limitaban a mecer el carrito, pero visto está que eso no funcionaba.
Pues el bebé no paraba de llorar.
No te cuento esta historia poniendo el foco en lo que esos padres hacían. Un momento puntual en la crianza no es significativo de su papel como padres, en absoluto.
Pero recuerdo perfectamente la reacción de mis hijos.
Estaban los 3 muy inquietos. No paraban de mirar angustiados.
El mayor se me acercó y me susurró:
"Mamá, ese bebé se siente solo, creo que necesita estar con su mamá".
Me enterneció la profunda empatía que había en sus palabras.
Y me di cuenta de algo importantísimo.